Por
su interés Nacional, por su equilibrio, lucidez de exposición, honradez
en sus razonamientos y sensatez (entre
muchos otros aciertos), transcribo íntegro este artículo aparecido el 28 de
este mes en la Web REDES CRISTIANAS
El FORO de LOS CURAS de
MADRID pide
“QUE SE DETENGAN YA LOS DESAHUCIOS”
Denuncian que “vivir
diez o más personas en un solo piso es inhumano” “Aspirar a una vivienda digna
no supone vivir por encima de nuestras posibilidades” “Los bancos no aceptan
renegociar las condiciones hipotecarias que permitan a las familias ir
devolviendo esa deuda sin tener que renunciar a una vida digna
Con
el ejemplo de “la indignación de Jesús” por bandera, el Foro de Curas de Madrid
denuncia la “inhumana situación” de los que pierden su vivienda, al tiempo que
pide que se reconozca “la dación en pago y el alquiler social”, que se detengan
ya los desahucios y se ponga coto “a las cargas insoportables” que bancos y
cajas siguen trasladando a los más débiles.
Texto íntegro del comunicado
del Foro de Curas de Madrid
Con esta Declaración los
miembros del Foro “Curas de Madrid” hacemos público nuestro apoyo a la Iniciativa Legislativa
Popular promovida por la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca para presentar
próximamente en El Congreso de los Diputados. Esta Iniciativa plantea una
“Proposición de ley para la regulación de la dación en pago, paralización de
los desahucios y alquiler social”
El negocio de la vivienda
“El único objetivo era
vivir dignamente. Vivir diez o más personas en un solo piso es inhumano.
Necesitábamos la vivienda para la reunificación familiar y de esto se
aprovecharon los bancos y las inmobiliarias ofreciéndonos créditos con todas
las facilidades del mundo”. Así se expresan los miembros de la Plataforma.
La vivienda, bien de
primera necesidad y derecho constitucional, se convirtió en el más lucrativo de
los negocios. De 2000 a
2007 el precio del metro cuadrado creció en un 106 %, mientras que los salarios
nominales – no la capacidad adquisitiva real que incluso descendió – solamente
crecieron el 8 %. Para poder acceder a una vivienda las familias se vieron
obligadas a endeudarse. Y así, la proporción de endeudamiento respecto a la
renta total de las familias creció desde el 45 % en 1995 hasta sobrepasar el
140 % en 2008.
Aprovechándose de esta
situación, las entidades bancarias, estimuladas por la ausencia de controles
públicos, incentivaron la concesión abusiva de créditos hipotecarios. De esta
manera, la banca española y extranjera – acreedora de la española – han tenido
unos años de beneficios extraordinarios.
“El crédito total a
residentes pasó de 701.663 millones de euros en 2002 a 1,8 billones en 2008.
Un incremento gigantesco del negocio de la banca que en un 70 % fue dirigido a
la construcción o actividades colindantes, a alimentar la burbuja inmobiliaria”
(V. Navarro, J. Torres, A. Garzón, “Hay
alternativas “Ed. Sequitur, 2012)
Cargas insoportables
“Hemos cumplido fiel y
minuciosamente – siguen diciendo los afectados -con nuestros compromisos
mientras hemos tenido trabajo. No es voluntad de no pagar, es que no podemos… Y
vemos que todos los poderes de este país están dedicados a rescatar a los
bancos y cajas que disfrutaron de la burbuja inmobiliaria; mientras que las
ejecuciones hipotecarias y los desahucios están incrementando aceleradamente la
cantidad de familias marginadas y arrojadas a la exclusión social”
El estallido de la burbuja
inmobiliaria ha dejado en España unas altísimas tasas de desempleo. La
disminución de ingresos hace que muchos hogares no puedan afrontar el pago de
la hipoteca. Los activos inmobiliarios de los bancos se derrumban y sus
acreedores extranjeros exigen que los bancos españoles les paguen su deuda.
Pero la carga se va trasladando hasta los últimos y más débiles eslabones de la
cadena, familias inmigrantes y españolas, a costa de lo que sea.
Ya que el ordenamiento
español prevé un procedimiento de ejecución hipotecaria que comporta no sólo la
pérdida de la vivienda habitual, sino también la posibilidad de que se
embarguen los salarios y otros bienes presentes y futuros. La entidad bancaria
pueda adjudicarse la vivienda por tan sólo el 50% del valor de tasación y
seguir exigiendo a la familia el monto restante, más los intereses generados y
los gastos del procedimiento judicial. Lo que supone dejar a muchas familias en
la calle y con una deuda que hipoteca a ellos y a sus avalistas para toda la
vida, que las excluye definitivamente de cualquier circuito financiero o
crediticio.
Se nos quiere hacer creer
que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” que “lo primero que hay
que hacer es devolver las deudas” etc. etc.…. El Foro “Curas de Madrid”
consideramos que aspirar a una vivienda digna no supone vivir por encima de
nuestras posibilidades. Los datos del
Banco de España revelan que sólo un 16 % de las familias más pobres han
recurrido al endeudamiento; y que, cuando lo han hecho, ha sido
fundamentalmente para pagar su única vivienda. Mientras que un 65 % de las
familias más acaudaladas se ha endeudado para comprar una segunda o tercera
vivienda y especular con ella.
Son sobre todo estos
sectores que, por otra parte, suelen coincidir con los accionistas de las
entidades financieras, los que han vivido y siguen viviendo por encima de las
posibilidades de todos. Y son los que quieren cargar, y lo están consiguiendo,
ese enorme fardo de la deuda que ellos han generado sobre las espaldas de todos
los ciudadanos.
En la actualidad, el Estado
se está endeudando, todos los ciudadanos nos estamos endeudando y perdiendo de
nuestros derechos en educación, sanidad, atención a dependientes, etc. etc.
para rescatar las deudas generadas por los bancos – el 83 % del deuda total del
país es privada contraída sobre todo por las entidades financieras -. Mientras,
ellos siguen enriqueciéndose, especulando con esa misma deuda pública y
utilizando estas ayudas del Estado para acrecentar los dividendos de sus
accionistas, no para facilitar el crédito a familias y empresas.
Pero, aunque se van dando
pasos debidos sobre todo a la presión popular, los bancos, en general, no
aceptan renegociar las condiciones hipotecarias que permitan a las familias ir
devolviendo esa deuda sin tener que renunciar a una vida digna. Se apoyan para
ello en una legislación establecida por el abusivo poder económico y político
que en nuestro país tienen las entidades financieras.
La vivienda es un derecho no un
negocio
(“Ante
la crisis, solidaridad”, 4-10-2012)
Por nuestra parte
consideramos que un Gobierno consciente de la cuota de responsabilidad de las
entidades financieras y de las propias administraciones públicas en lo
ocurrido, debería colocar el derecho a la vivienda de las personas por encima
de los beneficios abusivos de la banca.
Por todo ello, apoyamos los
cambios legislativos que propone la Iniciativa Legislativa
Popular:
1--Que se reconozca la dación en pago en la
ejecución hipotecaria
2-- Que se paralicen los desahucios cuando se
trate de la vivienda habitual y
el
impago del préstamo sea debido a motivos ajenos a la voluntad
del hipotecado.
3--Que se reconozca el
alquiler social. De manera que el ejecutado
pueda seguir residiendo en la
vivienda pagando un alquiler no superior al 30 % de sus ingresos.
Queremos asimismo
manifestar nuestro agradecimiento a todos los que en estos meses están
dedicando su tiempo y preparación técnica para denunciar y encontrar vías de
solución a estas situaciones. Nos referimos, por ejemplo, a personas del
Movimiento 15-M, de Asociaciones de Vecinos, Sindicatos, Parroquias y otras
plataformas, y todos los que individualmente están colaborando en esta tarea.
Consideramos que constituye
un signo de esperanza el que, a pesar de la cultura individualista e
insolidaria en la que a menudo se nos pretende educar, todavía haya sectores
sociales que no han renunciado a la dignidad de ciudadanos responsables y
solidarios.
Con esta
declaración hacemos nuestra la indignación de Jesús ante los poderes de la
sociedad en que él vivió: “En la cátedra de Moisés han tomado asiento los letrados
y fariseos… Lían fardos pesados, cargas insoportables, que cargan sobre la
espalda de los demás, mientras ellos no quieren empujar ni con un dedo” (Mt. 23 / 4
)
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