Bienvenido al Blog de Pascual Hurtado



lunes, 2 de abril de 2018

Oración del Papa FRANCISCO





VIA CRUCIS 2018

Señor Jesús, 
nuestra mirada está dirigida a ti, 
llena de vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza.



Vergüenza

Ante tu amor supremo, la vergüenza nos impregna por haberte dejado sufrir en soledad nuestros pecados:


La vergüenza de haber huido ante la prueba a pesar de haber dicho miles de veces “incluso si todos te abandonan, yo no te abandonaré jamás”.

La vergüenza de haber elegido 
a Barrabás y no a ti, 
el poder y no a ti, 
la apariencia y no a ti, 
el dinero y no a ti, 
la mundanidad y no la eternidad.


La vergüenza por haberte tentado con la boca y con el corazón cada vez que nos hemos encontrado ante una prueba, diciéndote:
“Si tú eres el Mesías, sálvate y creeremos”.


La vergüenza por tantas personas, incluso algunos de tus ministros, 
que se han dejado engañar por la ambición y por la vanagloria 
perdiendo su dignidad y su primer amor.


La vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y por las guerras
un mundo devorado por el egoísmo 
donde los jóvenes, los pequeños, los enfermos, los ancianos son marginados.


La vergüenza de haber perdido la vergüenza.


¡Señor Jesús, danos siempre la gracia de la santa vergüenza!




Arrepentimiento


Nuestra mirada está llena también de un arrepentimiento que, delante de tu silencio elocuente, suplica tu misericordia:


Un arrepentimiento que germina ante la certeza de que 
sólo tú puedes salvarnos del mal
sólo tú puedes cura nuestra lepra de odio, 
de egoísmo, de soberbia, de codicia, de venganza, de codicia, de idolatría, 
sólo tú puedes abrazarnos 
devolviéndonos la dignidad filiar y alegrarte por nuestro regreso a casa, a la vida.


El arrepentimiento que surge de sentir nuestra pequeñez, nuestra nada, nuestra vanidad y que se deja acariciar por su dulce y poderosa invitación a la conversión.

El arrepentimiento de David que, desde el abismo de su miseria, encuentra en ti su única fuerza.

El arrepentimiento que nace de nuestra vergüenza, que nace de la certeza de que nuestro corazón permanecerá siempre inquieto hasta que no te encuentre y encuentre en ti su única fuente de plenitud y de quietud.

El arrepentimiento de Pedro que, cruzando su mirada con la tuya, 
llora amargamente por haberte negado delante de los hombres.

Señor Jesús, ¡  danos siempre la gracia del santo arrepentimiento  !




Esperanza


Ante tu suprema majestad se enciende, en la tenebrosidad de nuestra desesperación, la chispa de la esperanza para que sepamos que tu única medida de amarnos es la de amarnos sin medida.



La esperanza de que tu mensaje continúe inspirando, todavía hoy, a tantas personas y pueblos a que solo el bien puede derrotar el mal y la maldad, sólo el perdón puede derrotar el rencor y la venganza, sólo el abrazo fraterno puede dispersar la hostilidad y el miedo del otro.


La esperanza de que tu sacrificio continúa, todavía hoy, emanando el perfume del amor divino que acaricia los corazones de tantos jóvenes que continúan consagrándote sus vidas convirtiéndose en ejemplos vivos de caridad y de gratuidad en este mundo devorado por la lógica del beneficio y de la ganancia fácil.


La esperanza de que tantos misioneros y misioneras continúen hoy desafiando la adormecida conciencia de la humanidad arriesgando sus vidas para servirte en los pobres, en los descartados, en los inmigrantes, en los invisibles, en los explotados, en los hambrientos en los encarcelados.


La esperanza de que tu Iglesia santa, y constituida por pecadores, continúe, incluso hoy, a pesar de todos los intentos de desacreditarla, siendo una luz que ilumine, anime, alivie y testimonie tu amor ilimitado por la humanidad, un modelo de altruismo, un arca de salvación y una fuente de certeza y de verdad.


La esperanza de que, de tu cruz, fruto de la codicia y de la cobardía de tantos doctores de la Ley y de los hipócritas, surja la Resurrección transformando las tinieblas de la tumba en el resplandor del alba del Domingo sin atardecer, enseñándonos que tu amor es nuestra esperanza.


Señor Jesús, ¡  danos siempre la gracia de la santa esperanza  !


Ayúdanos, Hijo del Hombre, a despojarnos de la arrogancia del ladrón puesto a tu izquierda, y de los miopes y de los corruptos que han visto en ti una oportunidad de explotar, un condenado al que criticar, un derrotado del que burlarse, otra ocasión para atribuir a los demás, e incluso a Dios, las propias culpas.


Te pedimos, en cambio, Hijo de Dios, que nos identifiquemos con el buen ladrón que te miró con ojos llenos de vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza; que con ojos de fe vio en tu aparente derrota la victoria divina, y así, arrodillados delante de tu misericordia, y con honestidad, ganó el paraíso. 
Amén.^


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domingo, 1 de abril de 2018

Cine ABERRANTE





“Corpus Christi” se va a exhibir entre Junio y Agosto con el visto bueno del gobierno.
Esta película tan aberrante está programada para  estrenarse en América este año, y muestra a Jesús y a sus discípulos ¡como homosexuales!

Ya ha sido presentada en teatro por algún tiempo.

Se titula “Corpus Christi” en latín, en español “El Cuerpo de Cristo”.

Se trata de una repugnante burla hacía Nuestro Señor.
Pero nosotros podemos hacer una diferencia.
Por eso te estoy enviando este mensaje a ti.
Si lo  reenvías a tus contactos, quizás podamos evitar que esta película se exhiba en América, y aún en África. O tal vez reducir el número de personas que la vean.

Defendamos aquello en que creemos.

Detengamos esta burla de JESUCRISTO, Nuestro Salvador.

¿Cómo nos vemos como Cristianos?

A pesar del riesgo de molestarte, te estoy enviando este mensaje porqué creo que lo apreciarás.
Por favor, ayúdanos a evitar tales ofensas contra Nuestro Señor. 
Te llevará menos de 2 minutos reenviar este mensaje a tus parientes y amigos. 

Mira, vale la pena intentarlo.

Aparentemente, algunas regiones de Europa ya lo han prohibido esta película.
Oremos para evitar tal aberración.

Recuerda, JESÚS dijo:

“Si alguno se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a su favor delante de mi Padre Celestial y si alguno me niega delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre"
                                                                                    Mateo 10:32-33.


Por favor si alguien tiene otros grupos envíenlo!

 ¡¡  que no quede por ti y por mi  !!


Gracias.✅

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CREER en el RESUCITADO







MISTERIO DE ESPERANZA
José Antonio Pagola


Creer en el Resucitado es resistirnos a aceptar que nuestra vida es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos. Apoyándonos en Jesús resucitado por Dios, intuimos, deseamos y creemos que Dios está conduciendo hacia su verdadera plenitud el anhelo de vida, de justicia y de paz que se encierra en el corazón de la Humanidad y en la creación entera.

Creer en el Resucitado es rebelarnos con todas nuestras fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida miseria, humillación y sufrimientos, queden olvidados para siempre.

Creer en el Resucitado es confiar en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podremos ver a los que vienen en pateras llegar a su verdadera patria. 

Creer en el Resucitado es acercarnos con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, discapacitados físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión, cansadas de vivir y de luchar. Un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: "Entra para siempre en el gozo de tu Señor".

Creer en el Resucitado es no resignarnos a que Dios sea para siempre un "Dios oculto" del que no podamos conocer su mirada, su ternura y sus abrazos. Lo encontraremos encarnado para siempre gloriosamente en Jesús.

Creer en el Resucitado es confiar en que nuestros esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no se perderán en el vacío. Un día feliz, los últimos serán los primeros y las prostitutas nos precederán en el Reino.

Creer en el Resucitado es saber que todo lo que aquí ha quedado a medias, lo que no ha podido ser, lo que hemos estropeado con nuestra torpeza o nuestro pecado, todo alcanzará en Dios su plenitud. Nada se perderá de lo que hemos vivido con amor o a lo que hemos renunciado por amor.

Creer en el Resucitado es esperar que las horas alegres y las experiencias amargas, las "huellas" que hemos dejado en las personas y en las cosas, lo que hemos construido o hemos disfrutado generosamente, quedará transfigurado. Ya no conoceremos la amistad que termina, la fiesta que se acaba ni la despedida que entristece. Dios será todo en todos.

Creer en el Resucitado es creer que un día escucharemos estas increíbles palabras que el libro del Apocalipsis pone en boca de Dios: "Yo soy el origen y el final de todo. Al que tenga sed, yo le daré gratis del manantial del agua de la vida". Ya no habrá muerte ni habrá llanto, no habrá gritos ni fatigas porque todo eso habrá pasado.


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