……….Solo tu serás tú cuando te unas
de verdad a alguien
Cuando tú sigas tus días porque
vives en compañía con alguien que de verdad te conoce.
Una persona que te conoce de
verdad. Que te conoce por dentro.
Un matrimonio necesita una
vinculación real.
Dice ENRIQUE ROJAS, el psiquiatra, que para
que puedas vivir completamente con alguien, y puedas ser verdaderamente feliz
con alguien, y vincularte a él o ella, tienen que ocurrir tres cosas:
- Quererle, amarle. Te unes a una persona
porque te parece única entre todo el resto del mundo, tienes pasión,
entusiasmo por esa persona.
- Porque vas a iniciar con esa persona una
construcción de vida. Un PROYECTO común.
- Porque vives bajo el mismo techo.
Si esas tres cosas no se dan, uno encuentra lagunas en su
vinculación.
Que
simplificado:
Dos
personas deciden amarse porque quieren construir un proyecto común bajo el
mismo techo……….
Lo cual tiene que mucho que ver con el Evangelio de ayer:
"YO
SOY LA VID y
VOSOTROS LOS SARMIENTOS ---
Estáis unidos a Mí.
Pero los
humanos somos más proclives a “las OCURRENCIAS” que a “las PERMANENCIAS”.
Somos
más de cosas que se nos ocurren en un momento que de permanecer en las cosas.
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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
Juan (15,1-8)
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