Portal Carmelitano
29 de Enero
Evangelio
según san Mateo (5,1-12a)
En aquel tiempo, al ver JESÚS el gentío, subió al monte, se
sentó y se acercaron sus discípulos. Y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
Dichosos los que saben que son pobres,
porque suyo es el Reino de Dios.
Dichosos los afligidos,
porque serán consolados.
Dichosos los no violentos,
porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque alcanzarán misericordia.
Dichosos los sinceros de corazón,
porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la Paz ,
porque se llamarán hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por su fidelidad,
porque suyo es el Reino de Dios.
Dichosos vosotros cuando os
insulten, os persigan y os calumnien
de cualquier modo por causa
mía.
Estad alegres y contentos que
vuestra recompensa será grande en el cielo.
(Mateo,
5 1)
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En el Antiguo
Testamento, Moisés subió al Monte Sinaí para recibir la Ley de Dios. También JESÚS sube a la montaña y mirando a la
gente que le seguía, proclama la
Nueva Ley.
Hasta este momento,
sólo eran cuatro los discípulos de Jesús (Mt 4,18_22). Pero de hecho lo seguía un
inmenso gentío. Rodeado de discípulos, JESÚS
comienza a enseñarles, proclamando las bienaventuranzas.
Las bienaventuranzas,
las ocho puertas de entrada al Reino, constituyen la solemne apertura del
Sermón de la Montaña. En
ellas JESÚS define quién puede entrar en
el Reino. Son ocho categorías de personas. Ocho puertas de entrada.
¡No hay
otra puerta para entrar en el Reino!
Los que desean formar parte del Reino deberán
identificarse con una de estas categorías o grupos.
******************************************************
1.
Bienaventurados
los pobres de espíritu, los que saben que son pobres.
§
No
es ni el rico, ni el pobre con mentalidad de rico,
sino el que, como JESÚS, vive pobre (Mt
8,18),
cree en el pobre (Mt 11,25-26)
y ve en ellos a los primeros
destinatarios de la
Buena Noticia (Lc 4,18).
§
Es
el pobre que tiene el Espíritu del Señor.
2.
Bienaventurados
los pacíficos, los no violentos.
§
No
es la persona pasiva que pierde las ganas y no reacciona por nada,
sino que son aquéllos que están
“pacificados” y ahora, como María,
viven en la “humillación” (Lc 1,48).
§
Como
JESÚS, intentan ser “mansos y
humildes de corazón” (Mt 11,19).
3.
Bienaventurados
los afligidos, los tristes.
§
No
se trata de cualquier tristeza,
sino de la tristeza ante las
injusticias y
las faltas de humanidad que tienen
lugar en el mundo.
§
Están
tristes porque no aceptan la situación en la que se encuentra la humanidad.
4.
Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia.
§
No
se trata sólo de la justicia que se busca en los tribunales y
que muchas veces es la
legislación de la injusticia.
§
Sino sobre todo, es la Justicia de Dios que se
busca, haciendo de modo que las cosas
y las personas puedan ocupar el lugar
que deben ocupar en el plan del Creador.
5.
Bienaventurados
los que son misericordiosos.
§
No
es la filantropía que distribuye limosnas, sino que se trata de imitar a Dios,
§
La
que tiene entrañas de misericordia por aquéllos que sufren.
§
Misericordia
quiere decir tener el corazón en la miseria de los otros
para disminuir su dolor.
§
Quiere
decir obrar de modo que no nos sea ajeno el sufrimiento de los demás.
6.
Bienaventurados
los puros y sinceros de corazón.
§
No
se trata de la pureza legal que sólo mira lo externo,
sino que se trata de tener la
mirada purificada para asimilar la
Ley de Dios
en el corazón, que se hace
transparente, y permite a las personas reconocer
la llamada de Dios en los hechos
de la vida y de la naturaleza.
7.
Bienaventurados
los constructores de Paz, los que trabajan por la Paz.
§
No
es sólo la ausencia de guerra.
§
La Paz que Dios quiere sobre la tierra
es la reconstrucción total y radical de la vida,
de la naturaleza, de la
convivencia.
§
Es
el Shalom, la Paz
anunciada por los profetas y dejada por JESÚS
a sus apóstoles (Jn 20,21).
8.
Bienaventurados
los perseguidos por la justicia, por su fidelidad al Mensaje.
§
En
el mundo construido y organizado a partir del egoísmo de personas y grupos,
(como el sistema
neoliberal que hoy domina al mundo),
aquél que desea vivir el amor
desinteresado,
será perseguido y morirá en la
cruz.
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Ser felices hoy
El Evangelio
dice exactamente lo contrario de lo que afirma la sociedad en la que vivimos.
En la
sociedad el pobre es considerado un infeliz, y es feliz quien posee dinero y
puede gastar a su antojo.
En nuestra
sociedad es feliz quien tiene fama y poder. Los infelices son los pobres,
aquéllos que lloran.
En
televisión, las telenovelas divulgan el mito de las personas felices y realizadas.
Y sin darse cuenta, las telenovelas se convierten en padrones de vida para
muchos de nosotros.
Estas
palabras de JESÚS todavía tienen
sentido en nuestra sociedad:
“¡Bienaventurados los pobres!
¡Bienaventurados los que lloran!”
Y para mí,
que soy cristiano o cristiana, ¿quién de
hecho es feliz?
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