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domingo, 20 de enero de 2013

JESÚS, "el CURANDERO".....y "La REVELACIÓN"



1.         JESÚS, el CURANDERO



¡Calma!
Que no se escandalice nadie.


Para definir esta actividad tan importante y frecuente en la vida de los tres últimos años de JESÚS, no encuentro mejor término que defina exactamente lo que hizo al respecto, por cierto muy difícil de describir y más aún de comprender.

JESÚS ejerció de CURANDERO, (en el sentido estricto de curar), de SANADOR (en cuanto a la realidad de sanar a los enfermos).

JESÚS no era un médico. No realizaba diagnósticos de las enfermedades, ni proponía a los enfermos un método, un plan, más o menos largo y duradero para curar sus males.

En efecto, JESÚS “curaba”, “sanaba”, pero el ejercicio de esta actividad siempre fue bajo las siguientes características:


1.      No se trata de algunas curaciones. La descripción de los textos hablan de innumerables curaciones.

2.      Nunca buscaba a los enfermos; ellos mismos acudían a Él.

3.      No tenía ninguna “especialidad”. Curaba todo tipo de enfermedades, deficiencias o disminuciones físicas, mentales o morales.

4.      Curaba instantáneamente.

5.      Las curaciones se producían tan solo por imposición de sus manos sobre el enfermo o sin apenas tocarles o no tocarles en absoluto. En muchos casos, los enfermos se curaban tan solo con rozarle el manto.

6.      JESÚS poseía una “fuerza especial”.



JESÚS tenía “poderes”,

Disponía de una capacidad, una energía o una fuerza especial, incomprensible científicamente para curar todo tipo de enfermedades y dolencias……incluso un poder “sobre la muerte”, una potencia para resucitar a los muertos.



Recordemos algunos textos, ya conocidos hasta aquí, que hablan de todo ello:




1.   Innumerables curaciones



JESÚS recorría Galilea entera, enseñando en aquellas sinagogas, proclamando la buena noticia del Reino y curando todo achaque y enfermedad del pueblo. Se hablaba de él en toda Siria: le traían enfermos con toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba.
Lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.
(Mateo, 4, 23-25)
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…………..Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades…………., y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
(Lucas, 6, 17-19)
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Terminada la travesía atracaron en Genesaret. Los hombres del lugar, al reconocerlo, avisaron por toda la comarca……………….llevaron los enfermos, rogándole que les dejara tocar siquiera el borde de su manto, y todos los que lo tocaron se curaron.
(Mateo, 14, 34-36)
 
Al anochecer, cuando se puso el sol, le fueron llevando todos los enfermos….. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males…………….
(Marcos, 1, 29-34)
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JESÚS se marchó de allí y llegó al lago de Galilea; subió al monte y se sentó. Acudió un gran gentío llevándole cojos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros muchos enfermos; los echaban a sus pies y él los curaba………..
(Mateo, 15, 29-31)
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Él encargó a sus discípulos que le tuvieran preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío; pues, como había curado a tantos, todos los que sufrían de algo se echaban sobre él para tocarlo.
(Marcos, 3, 7-12)


Y así muchas referencias más.
Hay que decir que entre los rasgos de la existencia de JESÚS, las curaciones encierran, por su impacto en aquel tiempo, y por la extensión que ocupan en la biografía del Maestro, algo muy sorprendente que merece especial atención y que trataré en la Segunda Parte de la obra.

Registremos, por el momento, una curiosa realidad:

Los cuatro Evangelios (la “Buena Noticia”, que así llaman las Iglesias cristianas a tales biografías), constituyen cuatro pequeños libritos de muy poca extensión.

De entre las varias ediciones que tengo en mis manos, he elegido una de presentación media:

En una edición de letra mediana, ni grande ni pequeña, que puede leerse incluso con una vista cansada no muy avanzada, y en tamaño de página correspondiente a medio folio, DINA 4, La extensión total de cada Evangelio es de curiosa brevedad, comparada, por ejemplo, con dos docenas de biografías de personajes históricos que tengo en mi biblioteca, que nunca bajan de las 400 a 600 páginas. En cambio, el número de páginas de estas ediciones de los Evangelios es:

Mateo                   73
Marcos                 67
Lucas                   78
Juan                     68

Desde el nacimiento de JESÚS hasta después de su muerte, es decir, durante todo el ciclo de su existencia, las cuatro biografías son sensiblemente iguales, variando en detalles informativos o matices personales de expresión de sus autores; unos describen más ampliamente que otros ciertos pasajes, y sobre una misma situación histórica, unos reflejan algunas vivencias que los otros omiten, o desconocen, con la excepción de JUAN, que aborda mayores detalles en general y especialmente en los últimos días y horas de la vida del Maestro.

En resumen, la biografía de JESÚS a nuestro alcance no llega en ningún caso a 80 páginas.


Pues bien: en esas 80 páginas se reflejan explícitamente, es decir, uno a uno y en circunstancias diferentes, 45 curaciones de las siguientes tipos de enfermedades, deficiencias o dolencias:
·        Leprosos
·        Ciegos
·        Sordos
·        Mudos
·        Paralíticos
·        Lisiados
·        Estados febriles
·        Epilépticos
·        Locos
·        Endemoniados
·        Hidrópicos
·        ………..

y quizás los casos más sorprendentes, 3 personas muertas a las que JESÚS vuelve a la vida

¡En solamente 80 páginas!

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2.             JESÚS nunca buscaba a los enfermos;
ellos mismos acudían a Él.


Los breves textos anteriores, recogidos en el punto 1, dan buena prueba de ello.




3.             Curaba todo tipo de enfermedades.


En lo que acabo de comentar al final del punto 1, se incluye una larga lista de 11 enfermedades diferentes.




4.             JESÚS curaba instantáneamente.


También esta peculiaridad está descrita frecuentemente.

Así leemos en la curación de un leproso:


Una vez estando JESÚS en un pueblo, se presentó un hombre todo lleno de lepra.
Al ver a JESÚS se echó rostro a tierra y le rogó:

—Señor, si quieres puedes limpiarme.

JESÚS extendió la mano y lo tocó diciendo:

—Quiero. Queda limpio.

Y en seguida se le quitó la lepra.
(Mateo, 8, 1-14)




Misma situación instantánea cuando curó a un mudo:


Le presentaron un sordo tartamudo, y le pidieron que le aplicase la mano. El lo apartó de la gente; a solas con él, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Luego, mirando al cielo, suspiró y le dijo:

—Effatá (esto es: «ábrete»).


Inmediatamente se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Les prohibió decírselo a nadie, pero, cuanto más se lo prohibía, más lo pregonaban ellos. En el colmo del asombro decían:

¡Qué bien lo hace todo!     ¡Hace oír a los sordos y hablar a los mudos!
(Marcos, 7, 31-37)


Y un caso similar de curaciones instantáneas se puede leer en la curación del ciego Bartimeo:


Llegaron a Jericó; al salir de la ciudad con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo, (el hijo de Timeo), estaba sentado a la vera del camino. Al oír que era JESÚS Nazareno, empezó a gritar:

—JESÚS Hijo de David ten compasión de mi.

Muchos le regañaban para que se callara, pero él gritaba mucho más:

—Hijo de David, ten compasión de mí.

JESÚS se detuvo y dijo:

—Llamadlo.

Llamaron al ciego diciéndole:

—Animo, levántate, que te llama.

JESÚS le dijo:

—¿Qué quieres que haga por ti?

El ciego le contestó:

—Maestro, que vea otra vez.

JESÚS le dijo:

—Anda, tu fe te ha curado.

En el acto recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
(Mateo, 20, 29-34)



Y en el caso de la curación de un paralítico, descrito minuciosamente:


…….dijo al paralítico:

—Escúchame tú, ponte en pie, carga con tu camilla
 y márchate a tu casa.

Se levantó en el acto delante de todos, cogió la camilla donde estaba postrado y se marchó a su casa alabando a Dios.
(Mateo, 9, 1-8)


5.             Se curaban tan solo con tocarle el manto



En los casos del punto anterior, como en otros muchos, bastaba con que les aproximara sus manos o les tocase o le tocasen a él o simplemente su manto:


……......y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban obtenían la salud.
(Mateo, 14, 34-36)


……….pues, como había curado a tantos, todos los que sufrían de algo se echaban encima para tocarlo.
(Marcos, 3, 7-12)




Y lo mismo encontramos en el episodio minuciosamente descrito acerca de la curación de la mujer con flujos, que hemos leído solo parcialmente en “la curación de la hija de Jairo”, en cuya narración está intercalada la que vamos a comentar ahora, ya que ambos sucesos se produjeron sucesivamente.


Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años; aunque muchos médicos la habían hecho sufrir mucho, y se había gastado todo lo que tenía, en vez de mejorar se había puesto peor. Oyó hablar de JESÚS y, acercándose por detrás entre la gente, le tocó el manto, diciéndose:

“Con que le toque, aunque sea su vestido, me curaré.”

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado de aquel mal. JESÚS, dándose cuenta de que había salido de él aquella fuerza, se volvió en seguida en medio de la gente, preguntando:

— ¿Quién me ha tocado el vestido?

Los discípulos le contestaron:

—Estás viendo que la gente te oprime y dices:
      « ¿Quien me ha tocado?»

El seguía mirando alrededor para ver quien había sido. La mujer, asustada y temblorosa, al comprender lo que le había pasado, se le acercó, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.

El le dijo:

—Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y seas curada de tu mal.
(Mateo, 9, 18-26)


La reflexión de la protagonista está bien clara:

“Con que le toque, aunque sea su vestido, me curaré.”


Observemos asimismo, que también en este incidente el evangelista concreta la curación instantánea:


Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado de aquel mal……….




6.             JESÚS poseía una “fuerza especial”.



Recordemos dos textos:


 “………venían a oírlo de todo el país judío, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón……….y a que los curara………….porque salía de él una fuerza que los curaba a todos”.
(Lucas, 6, 17-19)



Es curioso que, precisamente en el episodio de la mujer del punto anterior, es el mismo JESÚS el que explícitamente habla de esa “fuerza”, con la afirmación que hace a sus discípulos, antes incluso de hablar directamente con la protagonista:

JESÚS, dándose cuenta de que había salido de Él aquella fuerza, se volvió en seguida en medio de la gente, preguntando:

— ¿Quién me ha tocado el vestido?
(Mateo, 9, 18-26)

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Para terminar esta cuestión creo que merece especial reflexión el alcance y dimensión de la actividad curativa de JESÚS, que es formidablemente extraordinaria y asombrosa.   

Los textos evangélicos sobre ella son abundantes, reiterativos y muy descriptivos, lo cual resulta destacable en unas narraciones que, como ya hemos dicho varias veces, son breves, escuetas, y lacónicas.

La lectura rutinaria de estos episodios me ha conducido incomprensiblemente a lo largo de los años a irme acostumbrando a contemplar las curaciones como algo normal en la vida del Maestro, lo cual no deja de ser una apreciación muy superficial y poco reflexionada.

Si se consideran en profundidad, se miren por donde se miren, las narraciones de la capacidad curativa de JESÚS son algo inaudito y tan impresionante que puede parecer inverosímil.

No son ni una, ni dos, ni dos docenas……Los evangelios son repetitivos e insistentes en el deseo de dejar constancia de estos sucesos:

……..Y curando todo achaque y enfermedad del pueblo.
……..Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades……
……..Porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
……..Avisaron por toda la comarca……………
……..Llevaron los enfermos, y todos los que lo tocaron se curaron.
……..La población entera se agolpaba a la puerta.
……..Curó a muchos enfermos de diversos males………
……..Acudió un gran gentío llevándole cojos, ciegos, lisiados, sordomudos
……. Y otros muchos enfermos; los echaban a sus pies y él los curaba
……..Todos los que sufrían de algo se echaban sobre él para tocarlo.

Estas diez líneas no pertenecen a un acontecimiento concreto, no son textos de una misma narración. Corresponden a distintos pasajes referidos a diferentes momentos, en diversos pueblos y forman parte de variados contextos en los que se narra cada episodio, dentro del cual se incluyen las inauditas curaciones.

Además estos acontecimientos no se circunscriben a una zona determinada de la geografía de Israel ni a personas de un pueblo o de una comarca delimitada. Se extienden a muy diversas procedencias de las gentes que seguían a JESÚS y que se beneficiaban de su poder curativo.

“Lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis,
Jerusalén, Judea y Transjordania”.
(Mateo, 4, 23-25)

Y todo ello tenía lugar sin apenas tocar al Maestro, como “de pasada”, sin preparativos, sin ningún tipo de formalidad, ceremonia o ritual. Las gentes del momento nunca dudaron en considerar que las curaciones de JESÚS, los poderes que para ello tenía el Maestro “procedían del cielo”, es decir, eran incomprensibles, sobrehumanos, milagrosos.

La fama de JESÚS en este aspecto debió ser inmensa en aquel contexto, en aquel escenario del universo judío al que los textos están referidos.     

¡Imaginemos hoy mismo, un personaje del que los medios de comunicación
contasen algo parecido!
Sería noticia permanente. La Radio y la Televisión le seguirían a todas partes.
Provocaría colapsos en la circulación de pueblos y ciudades……
y es muy posible que el recelo y “el control” de los poderes públicos.

Nadie en la historia de la humanidad ha hecho nada parecido. En todo caso no existe biografía alguna sobre ser humano con ese “curriculum de milagros o prodigios”.

Situemos esa posibilidad en los últimos cien años: si hubiese un caso remotamente parecido, hubiese quedado amplísima constancia en las hemerotecas.


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2.          JESÚS, “La REVELACIÓNla VERDAD y la VIDA




Pues bien:

Estamos reflexionando sobre un aspecto concreto de la actividad de JESÚS. Si ello parece cierto, tal como está descrito en los evangelios, si algo tan sorprendente, tan extraño, tan singular, tan fuera de toda explicación como las curaciones milagrosas “es cierto”, “ocurrieron de verdad”, tal como están relatadas,


¿No será, quizás, también VERDAD todo lo demás?


Hemos terminado la Primera Parte de la obra dedicada a descubrir, analizar y reflexionar sobre algunas características, no todas, pero quizás los más destacadas de la personalidad humana de JESÚS. Podemos decir que conocemos ya lo esencial de lo que narran sus biografías sobre lo que hizo y lo que dijo, cual fue, en líneas generales, su ambiente familiar, su nacimiento y algo, muy poco, de su infancia. Pero sobre todo la actividad que desarrolló en los tres últimos años, a partir del momento que tenía treinta años de edad.


Aunque incompleta y limitada, la narración de lo que hasta aquí hemos comentado, siempre intentando reflejar fielmente los textos evangélicos, podría ser la respuesta o una parte de la respuesta a la pregunta

¿Cómo era JESÚS?

Hemos leído y quizás nos hemos impresionado por las sensacionales y numerosas curaciones que realizó, auténticas maravillas y prodigios y los no menos sorprendentes programas que propuso para liberar al hombre de muchas esclavitudes y para fustigar ciertas corrupciones de su época.

Y también hemos leído y reflexionado sobre su pasión y muerte.

Quizás sabemos ya algo más que nos permita responder a esa pregunta.

Creo que hasta ahora lo menos que podemos decir es que fue un hombre “sorprendente”, singular, fuera de lo ordinario y habitual.

A mi, personalmente, me parece una personalidad impresionante con una biografía impactante.


Pero quedan un par de preguntas más que han sido planteadas como subtítulo en el encabezamiento de esta obra:


¿Quién fue realmente JESÚS de Nazaret?
¿Quién es hoy JESÚS?



Respecto de la primera cuestión planteada, algo ha aparecido ya en los textos referentes al tipo de persona que era JESÚS.

En efecto, en varios de los episodios reflexionados, Él se define a sí mismo, expresa abiertamente quién es realmente y para qué ha venido al mundo.

Son varios los episodios en los que JESÚS explica, confiesa y revela quién es:


1. Responde a Caifás, el sumo sacerdote



Hemos analizado el testo desde otros diferentes puntos de vista:


El Sumo Sacerdote se puso en pié en el centro e interrogó a JESÚS:
¿Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios?

JESÚS contestó:
Sí, yo soy

El sumo sacerdote se puso en pie en el centro e interrogó a JESÚS:
-¿No tienes nada que responder?
¿Que significan estos cargos en contra tuya?

Pero el seguía callado y no respondía nada.

El sumo sacerdote reanudó el interrogatorio preguntándole:

-Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?

JESÚS contestó:

-Sí, yo soy.
(Mateo, 26, 57-68)

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2. Diálogo con Pilato


Pilato le dijo:
-Pero, entonces, ¿eres tu rey?
JESÚS le contesto:

-Así es, yo soy rey.
Tengo por misión ser testigo de la verdad.
Para eso nací y vine al mundo.
Todo el que está por la verdad me escucha.

Pilato le dijo:

-y ¿Qué es la verdad?
(Mateo, 27, 11-14)


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3. Diálogo con Marta, la hermana de Lázaro


JESÚS le dijo:
- Tu hermano resucitará.

Marta respondió:
-Ya se que resucitará en la resurrección del último día.

JESÚS le dijo:

-Yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Y todo el vive y cree en mi, no morirá para siempre
.
¿Crees tú esto?

Ella le contestó:

-Sí, Señor; yo creo que tu eres el Mesías,
el Hijo de Dios que ha venido a este mundo.
(Juan, 11, 1-44)




  1. Revela la verdad a sus discípulos


Ya sabéis el camino para ir adonde yo voy.

Tomás le dijo:
-Señor, no sabemos adonde vas, ¿Cómo podemos saber, el camino?

Respondió JESÚS:

-Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Nadie se acerca al Padre sino por mí.
Si me conocéis a mi conoceréis también, a mi Padre,
aunque ya desde ahora lo conocéis y lo estáis viendo.

Felipe le dijo:

-Señor, preséntanos al Padre; con eso nos basta.

Respondió JESÚS:

Con tanto tiempo que llevo con vosotros,
¿Todavía no me conoces, Felipe?
Quien me ve a mí está viendo al Padre
¿Cómo dices tú, “preséntanos al Padre”?

¿No crees que yo estoy con el Padre y el Padre conmigo?
Las cosas que yo os digo no las digo como mías:
es el Padre que está conmigo realizando sus obras.

Creedme, yo estoy con el Padre y el Padre está conmigo.
(Juan, 14,1-14)


Esta revelación, o declaración de JESÚS, clara explicación de su verdad, de la VERDAD, es particularmente asombrosa. Seleccionemos las frases del Maestro, la esencia del Misterio:


-Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Quien me ve a mí está viendo al Padre

Si me conocéis a mi conoceréis también, a mi Padre,
aunque ya desde ahora lo conocéis y lo estáis viendo.


¡ JESÚS dice que DIOS es él mismo !
¡ Dios y él son una misma cosa !
¡¡ Quien le ve a Él ve a Dios !!




  1. JESÚS ora al Padre, en presencia de los discípulos



Con esto no quiero decir que yo rogaré al Padre por vosotros; el Padre mismo os quiere, porque vosotros ya me queréis y ya creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y me voy al Padre.

-Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti, pues le diste autoridad sobre todos los hombres para que dé vida eterna a todos los que le has confiado.
(Juan, 17, 1-5)





Pero no te ruego solo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su mensaje, para que todos sean uno, como tú Padre, estás en mí y yo en ti, para que también ellos sean en nosotros y el mundo creerá que tú me has enviado.
(Juan, 17, 20-26)



Yo no afirmo que estos textos clarifiquen el interrogante planteado: ¿Quién fue JESÚS de NAZARET?

Lo que expongo es que los biógrafos de JESÚS ponen en boca del Maestro estas afirmaciones. En estos textos, JESÚS mismo responde a la pregunta, es decir, revela

Quién es realmente Él,
según él.


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Los hombres que ya han pasado por la tierra, todos, todos, dejan alguna huella de lo que han sido, de lo que han dicho y hecho, de lo que han enseñado a otros….

La gran mayoría transmiten un recuerdo que dura una, a lo sumo dos generaciones: sus hijos y amigos, sus nietos, y poco más.

Los hombres que han creado algo duradero dejan un recuerdo, una huella más persistente y prolongada en el tiempo. Tal es el caso de:


Los arquitectos famosos, recordados en sus grandes edificios o monumentos.
Los poetas y novelistas en sus versos y en sus obras.
Los reyes y políticos reflejados en sus acciones de mando.
Los músicos en sus grandes composiciones.
Los filósofos en sus aportaciones al pensamiento.
Los militares en sus acciones bélicas, tristemente recordadas por la historia.
Los santos, en sus obras de bondad, afortunadamente recordados por la historia.
………………………………….


Por el mismo motivo han dejado abundante estela personas muy diversas con sus grandes obras, realizadas en nombre de JESÚS de NAZARET, especialmente en el mundo occidental de tradición judeo-cristiana:


Las esbeltas catedrales góticas.
Los escritos místicos cristianos:    Teresa de Ávila, Juan de la Cruz….
La profunda música religiosa:    Bach, Haendel, Bruckner…
Obras filosóficas y teológicas de honda intuición:   Alberto Magno, Tomas de Aquino,
          Gabriel Marcel, Joseph Ratzinger……
Los grandes santos:    Pablo de Tarso, Agustín de Hipona, Francisco de Asís…….
……………………………………………




Sin embargo, a mi no me parece todo ello particularmente importante,
en relación con “la búsqueda”.



Para explicar “Quien es JESÚS hoy” y cual es la memoria que ha dejado su paso por la tierra desde hace dos mil años, prefiero acudir a la observación, hoy mismo, de los hechos vividos por los humanos que han seguido su mensaje y su obra.


Me parecen más expresivos de esa huella:

·        Los hechos de vida de los hombres, su comportamiento, más que sus obras.
·        La realidad de hoy mismo, más que la historia pasada.


El primer punto está muy en línea con la enseñanza del Maestro:

No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino,
       sino el que cumple la voluntad del Padre….

El que me ama cumplirá mis mandamientos

En esto conocerán que sois discípulos míos:
       en que os amáis unos a otros.


En cuanto al segundo, me interesa básicamente comprobar que el Mensaje perdura entre nosotros un periodo tan largo como dos mil años. Si esto, por sí mismo, no es una prueba concluyente, es bien cierto que hace pensar……


Y no nos va a ser difícil encontrar múltiples rasgos de esa huella, puesto que todo lo que hizo en vida por la felicidad individual y colectiva no fue sino el comienzo……el primer paso de “la liberación”. Lo hemos visto en todo lo tratado hasta ahora en esta obra, (que no es otra cosa que la lectura de su biografía, recordémoslo), algunos de cuyos pasajes hemos resumido en estas conclusiones.

Extractemos unos pocos ejemplos:


1.      Fue el primer hombre que “liberó” a la mujer de la esclavitud de la Ley, demostrado en el episodio de la mujer sorprendida en adulterio.

2.      Ley que por otra parte era indudablemente machista: el hombre sorprendido en adulterio “no era apedreado”. Puso así las bases de la igualdad entre hombre y mujer……bases escasamente respetadas posteriormente.

3.      Liberó a todos, hombres y mujeres de cualquier condición, de la esclavitud de la religión hebrea.


“Misericordia quiero y no sacrificios”
“No todo el que dice SEÑOR, SEÑOR entrará en el Reino…..”
“De lo que abunda en el corazón, habla la boca”
“y descuidáis lo más grave de la Ley, la honradez, la compasión y la sinceridad”
“No seáis como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán más caso”



No voy a insistir ahora en la gran cantidad de avances que la humanidad ha recibido a través de la civilización cristiana, básicamente iniciada en el mundo occidental. Es un tema muy analizado y demostrado por historiadores, juristas y sociólogos.


Pero en concreto me interesa reflexionemos un poco más sobre ese “camino” que existe, bien visible, para tener alguna respuesta a la pregunta……“Quien es JESÚS hoy”.


Me refiero al testimonio que puedan dar los centenares de millones de personas que viven hoy mismo, aquí y ahora, bajo la influencia de aquel sorprendente Maestro. Es esa porción tan amplia de la sociedad actual que se llama “la cristiandad”, la que, de una forma u otra sigue o cree seguir o desea seguir las enseñanzas, las instrucciones, las ideas de aquel rabino judío.


Hay que reconocer asimismo que muchos otros centenares de millones de humanos viven, (sin ser explícitamente cristianos), bajo una ética que, de una manera más o menos explicitada, se fundamenta en los valores que extendió JESÚS a su paso por la vida, siempre orientados hacia un proyecto de mundo mejor. Es lo que surgió de aquel mensaje y que se diferencia de otras maneras de ver la vida.


Es también incuestionable que la historia de la cristiandad a lo largo de los siglos tiene sus claros y sus oscuros, sus luces y sus sombras. En nombre de aquel Maestro se han hecho verdaderas barbaridades y también en nombre del mismo Maestro se han realizado las mayores grandezas. No podía ser de otro modo, pues así es la condición humana: luces y sombras, bondades y maldades, alegrías y penas, grandezas y mezquindades.



¿O es que esperábamos que en el seno de esta pobre especie humana, con una rica y larga historia de vilezas e infamias, fuera siempre y en todo diferente el que siguiese el Mensaje del que no lo siguiese?



Dejando la historia, limitémonos al momento actual.


¿Quién es hoy….?


Pues solamente podemos respondernos observando atentamente y sin prejuicios, quienes son, como son y que hacen esos millones de cristianos. Lo más admirable es que siguen intentando aplicar a sus vidas la parte buena del mensaje de JESÚS de Nazaret……..se adhieren al mensaje dentro de sus posibilidades.


No me voy a extender por conocido ya de los posibles lectores de esta obra, lo que hacen por el bien del mundo las iglesias cristianas, pero hay que reconocer la grandeza, callada las más de las veces, de gran parte de sus obras, ya sea en el tercer mundo o en el primero o en cualquier parte de la tierra.


Si, si. Ya se que hay también muchas otras organizaciones no cristianas, y muchas ONG´s, y grupos gubernamentales o para-gubernamentales. Pero, aparte de lo que también en ellas haya de imperfecto, (¡no todo el monte es orégano!),


¿No están siguiendo igualmente el Mensaje de JESÚS en sus grandes acciones por un mundo mejor, por la ayuda a los más necesitados, por el desarrollo del mundo subdesarrollado, por los enfermos  y desheredados de este mundo?


En un breve salto hasta nuestra pequeña comunidad y nuestra concreta ciudad de Madrid, no deja de ser curioso y llamativo que en plena crisis económica por la que atraviesa todo el planeta, sea en ambientes cristianos y concretamente católicos, (y solo en ellos), en los que se ofrecen a diario centenares de comidas para los más menesterosos. Esto que transcribo aquí sobre el “hoy mismo”, no es algo interpretativo mío: es noticia de prensa y radio…….por otra parte poco difundida pero muy conocida por “los que tienen hambre”…..lo cual me recuerda……

el episodio del Maestro en el que sintió lástima por los hambrientos y cansados:



Uno de aquellos días, como había otra vez mucha gente y no tenían qué comer, JESÚS llamó a sus discípulos y les dijo:
 
—Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo, no tienen qué comer; y si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Algunos además han venido de lejos.

—Dadles vosotros de comer.
(Mateo, 15, 32-39)


Crisis económica mundial, pero también crisis de valores éticos….


Son los cristianos que siguen el mensaje evangélico los que alimentan a los más necesitados, desarrollando una de las innumerables enseñanzas del maestro………mientras que los políticos hablan, y hablan y hablan……..



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¡Dar testimonio de la Verdad!


Pilato le dijo:
-Pero, entonces, ¿eres tu rey?

JESÚS le contesto:

-Así es, yo soy rey.
Tengo por misión ser testigo de la verdad.
Para eso nací y vine al mundo.
Todo el que está por la verdad me escucha.
(Mateo, 27, 11-14)


¡Dar testimonio de la Verdad!


He ahí el secreto verdadero de la huella.

A mi me sorprende y me cuestiona y me interroga la gran cantidad de mártires, que a lo largo de la historia, han llegado a ofrecer su vida en nombre de JESÚS de NAZARET, para dar testimonio de su verdad.


Y viniendo al día de hoy, que es lo que más me interesa, no deja de sorprenderme la cantidad de ejemplos recientes, como es el caso, (por nombrar alguno concreto), de los 165 frailes Agustinos del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, muchos de ellos jóvenes estudiantes, que fueron fusilados en la pasada guerra civil española, tan solo (¡TAN SOLO!), por reconocer al Maestro JESÚS, y no desertar de Él, como hizo el “lugarteniente” PEDRO, que, para salvar “el pellejo”, negó por tres veces conocerle, a pesar de haber convivido con Él tres años.


¡Y dar testimonio de la Bondad!



JESÚS recorría Galilea entera, enseñando en aquellas sinagogas, proclamando la buena noticia del Reino y curando todo achaque y enfermedad del pueblo
(Mateo, 4, 23-25)



En este sentido, me viene ahora a la memoria la anécdota que vivió una conocida estrella del Hollywood de los años 60 del siglo XX, a su paso por la India.


Le llevaron a visitar, cual turista americana, un hospital de leprosos y al entrar a una sala de moribundos, vio cómo una monjita, que, en nombre de JESÚS y poniendo en práctica su mensaje de amar y cuidar a los  enfermos, limpiaba con ternura las llagas de un paciente.

La actriz, ligeramente repuesta de la impresión que le produjo la contemplación de tan lastimosa escena, saludó a la monjita y le dijo:

-Ni por todo el dinero del mundo haría yo lo que usted hace, Hermana.

A lo que la monja repuso:

-¡Ni yo tampoco!


¡Dar testimonio de la Bondad!
Hacer el bien en nombre de JESÚS de Nazaret.


Y es el propio JESÚS, en persona, quien está aquí en la “expansión de bien del amor”.

Él lo prometió a sus amigos en el último fragmente del evangelio de Mateo


Los once discípulos fueron a Galilea al monte donde JESÚS los había citado.

Al verlo se postraron ante él, aunque algunos vacilaron.

JESÚS se acercó y les habló así:

-Se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la tierra.

Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.

Y sabed que yo estaré con vosotros siempre,
todos los días,
hasta el fin los tiempos.
(Mateo, 28, 16-20)



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