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Sin
embargo, debo confesar ya desde ahora que, si JESÚS de Nazaret no hubiese
existido, o si hubiese existido, pero no hubiese quedado rastro escrito de su
vida, sus dichos y sus hechos, poco o ningún interés hubiese tenido para mí el
hecho religioso del pueblo judío, o no más que el conocimiento de otras
concepciones filosóficoteológicas que han existido y existen en otras
comunidades a lo largo de la geografía y de la historia de este planeta.
El concepto religioso de los judíos y
dentro de él la expresión concreta que hicieron desde el principio sobre su
dios YAHVÉ, (Abraham, Isaac, Jacob…..Moisés), no me ofrece ninguna perspectiva
nueva en relación con esa “búsqueda” enunciada en el prólogo, y vinculada al
encuentro de respuestas a los grandes interrogantes existenciales que me he
formulado de continuo, como seguramente se plantean y se han planteado millones
y millones de personas a lo largo de la historia.
El punto fundamental y determinante de lo
referido anteriormente consiste en los rasgos esenciales, extraños y poco
atractivos, (salvo, quizás para el propio pueblo judío), con los que los
líderes nacionales y religiosos recordados anteriormente, (Abraham, Isaac,
Jacob…..Moisés), y muchos otros, definen, expresan o "rebelan" para
identificar a su dios YAHVÉ.
Los libros sagrados judíos, la Biblia
Hebrea, si bien habla de la creación y la historia de la humanidad, desde un
determinado principio del mundo, son básicamente la narración continuada de la
historia de Israel, con una componente inevitablemente guerrera y militarista,
con una exaltación de sus líderes, jefes y reyes, lo cual es comprensible para
un pueblo pequeño que necesita mantener su identidad y que está
permanentemente, (aún hoy mismo), defendiéndose de quienes, en su entorno,
siempre han pretendido aniquilarlo.
Pero tales libros,
en modo alguno constituyen una historia
de la humanidad,
en su más amplio sentido.
Y por razones similares, nos presentan un
YAHVÉ vinculado exclusivamente a su historia, un dios nacional o nacionalista, siempre
apoyando, orientando y tutelando el desarrollo histórico y militar de su
pueblo. Parece un dios muy ocupado y preocupado exclusivamente por los éxitos
militares de ese pueblo y sus conquistas frente a sus enemigos, (también
hombres….también pueblos en desarrollo). Todo ello es fácilmente comprensible
desde la perspectiva propia del origen, desarrollo, defensa y progreso del
pueblo judío, pero poco soluciona en relación con los interrogantes básicos de
toda la humanidad
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