MISTERIO DE ESPERANZA
José Antonio Pagola
Creer
en el Resucitado es resistirnos a aceptar que nuestra vida es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos.
Apoyándonos en Jesús resucitado por Dios, intuimos, deseamos y creemos que Dios
está conduciendo hacia su verdadera plenitud el anhelo de vida, de justicia y
de paz que se encierra en el corazón de la Humanidad y en la creación entera.
Creer
en el Resucitado es rebelarnos con todas
nuestras fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que
solo han conocido en esta vida miseria, humillación y sufrimientos, queden
olvidados para siempre.
Creer
en el Resucitado es confiar en una vida
donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que
llorar. Por fin podremos ver a los que vienen en pateras llegar a su verdadera
patria.
Creer
en el Resucitado es acercarnos con
esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, discapacitados
físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión, cansadas de vivir y de
luchar. Un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: "Entra para siempre en el gozo de tu
Señor".
Creer
en el Resucitado es no resignarnos a que
Dios sea para siempre un "Dios oculto" del que no podamos conocer su
mirada, su ternura y sus abrazos. Lo encontraremos encarnado para siempre
gloriosamente en Jesús.
Creer
en el Resucitado es confiar en que
nuestros esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no se perderán en el vacío.
Un día feliz, los últimos serán los
primeros y las prostitutas nos precederán en el Reino.
Creer
en el Resucitado es saber que todo lo que
aquí ha quedado a medias, lo que no ha podido ser, lo que hemos estropeado con
nuestra torpeza o nuestro pecado, todo alcanzará en Dios su plenitud. Nada
se perderá de lo que hemos vivido con amor o a lo que hemos renunciado por
amor.
Creer
en el Resucitado es esperar que las horas
alegres y las experiencias amargas, las "huellas" que hemos dejado en
las personas y en las cosas, lo que hemos construido o hemos disfrutado
generosamente, quedará transfigurado. Ya no conoceremos la amistad que
termina, la fiesta que se acaba ni la despedida que entristece. Dios será todo en todos.
Creer
en el Resucitado es creer que un día
escucharemos estas increíbles palabras que el libro del Apocalipsis pone en
boca de Dios: "Yo soy el origen
y el final de todo. Al que tenga sed, yo le daré gratis del manantial del agua
de la vida". Ya no habrá muerte
ni habrá llanto, no habrá gritos ni fatigas porque todo eso habrá pasado.
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