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jueves, 16 de mayo de 2013

FÁTIMA - 2ª Aparición de LA VIRGEN



Aparición del 13 de junio de 1917


En Portugal el trece de Junio es una gran fiesta, la fiesta de San Antonio de Lisboa, conocido comúnmente como San Antonio de Padua. Esta era, y es, la fiesta de los niños en Portugal, de manera que los padres de LUCÍA naturalmente pensaron que las festividades de la parroquia de Fátima la distraerían de su cita en Cova. Sin embrago, no afectada por esta táctica LUCÍA y los Marto regresaron al sitio de la aparición para cumplir con su cita al mediodía.
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Cuando llegaron vieron que había una pequeña multitud esperándolos.

Después de haber recitado el rosario con Jacinta y Francisco junto con las personas que estaban presentes, vieron otra vez, el reflejo de luz que se acercaba, (solían decir que eran rayos), y después vieron también a La Virgen en el roble, de la misma manera que en mayo.

Por favor dígame, Señora, ¿qué es lo que quiere de mi?

Quiero que vengas aquí el día trece del mes que viene. Quiero que continúes rezando el Rosario todos los días. Después de cada misterio, hijos míos, quiero que recéis de esta manera.

"Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia".

Quiero que aprendáis a leer y escribir, y luego os diré que más quiero de vosotros.

¿Nos llevarás al cielo?

Si, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tú me hagas conocer y amar en la tierra. El también desea que tú contribuyas a la devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.

¿Debo permanecer en el mundo sola?

No sola, hija mía, y no debes estar triste. Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará hacia Dios.


En el momento en el que La Virgen dijo las últimas palabras, abriendo sus manos, esas manos, (dijo LUCÍA), les transmitió por segunda vez el reflejo de aquella luz intensa. En ellas sentían que estaban sumergidas en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se elevaba hacia los Cielos, y LUCÍA en la parte que se derramaba sobre la tierra. Enfrente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora había un corazón rodeado de espinas que parecían clavársele. Los niños entendieron que era el Inmaculado Corazón de María ofrecido por los pecados de la humanidad, deseando ansiosamente reparación.


La aparición terminó, como en la primera ocasión, con la SEÑORA elevándose hacia el este y desapareciendo en la "inmensidad de los cielos".

A pesar del gozo de esos preciosos momentos, el dolor de los niños continuó las siguientes semanas, moderado por la creencia de muy pocos de los presentes en Cova ese día. Sabían que algo inusual había ocurrido, (vieron los "rayos"), algunos percibieron un cierto oscurecimiento del sol, otros una pequeña nube gris que iba y venía mientras ocurría la aparición y “creyeron”. Sin embargo, las dificultades con sus familias no cesaron, especialmente con sus madres, quienes estaban verdaderamente alarmadas ya que los rumores y comentarios no sólo continuaban sino que más bien se expandían. A ello se añadió la cautela del Párroco, que sospechaba que después de todo ello podía ser real pero del demonio.

Las narraciones estás basadas, naturalmente, en el testimonio de Lucía, recogidos en diversos escritos y finalmente nos hemos utilizado dos fuentes: Aciprensa y en Ewin.com

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