Carta de un Profesor español anónimo
Ilustrísimos Sres. y Sras. DIPUTADOS:
Soy
profesor en centro público y me dirijo a sus Ilustrísimas para comunicarles que
procederé inmediatamente a la retirada del crucifijo, tanto en el aula como en
mi propio despacho. No esperaré a que me obligue la futura Ley de Libertad Religiosa
que prepara el Gobierno.
¿Cómo hemos podido tardar tanto en
darnos cuenta de que estamos en un Estado aconfesional y ninguna religión tiene
carácter oficial?
¡Debemos avergonzarnos del daño que
hemos podido causar por mantener ese símbolo tan insultante en nuestros
espacios públicos!
¡Y cuánta falta de respeto y de
sensibilidad democrática hacia los ciudadanos que no profesan tal religión!
Es
imperdonable haber mantenido públicamente el símbolo de ese personaje judío que
mereció tal muerte por denunciar la corrupción de los poderes políticos y
religiosos de su época, por oponerse a la opresión y abusos que los gobernantes
imponían al pueblo, por andar con prostitutas, ladrones e ilegales, que entregó
su vida hasta el sacrificio en cruz por andar defendiendo la libertad, la
dignidad y la igualdad de todos los seres humanos.
No tardaré
ni un minuto más en retirar el crucifijo por el que muchos millones de personas
han entregado su vida.
Retiraré el
crucifijo porque no quiero seguir siendo responsable de que los alumnos y
ciudadanos que lo vean descubran los valores de entrega, radicalidad, esfuerzo,
amor y solidaridad que expresa ese judío colgado de la cruz, con los brazos
abiertos en señal de acogida y perdón.
Quitaré el crucifijo, no sea
que quien lo vea caiga en la cuenta que hoy sigue habiendo muchos crucificados
por las mismas causas y a los que sí habría que retirarlos también de sus
cruces.
Quitaré el crucifijo pues no
quiero que mis alumnos piensen que entregar la propia vida por los demás es el
valor más sublime.
En su lugar, Ilustrísimas Señorías, he pensando poner un
preservativo, o un blister de píldoras del día después o una cureta cruzada con
un fórceps con el que se provoca la interrupción del embarazo, cualquiera de
ellos representaría perfectamente el valor supremo de la LIBERTAD.
Pero pensándolo mejor, no sería buena idea, porque no todos
lo entenderían y además no queda nada estético colocar junto a la foto del
Borbón un condón.
Por ello he
decidido sustituir el crucifijo por una Obra de Arte, de esas que nuestros
artistas universales han producido y que están expuestas en los Museos de todo
el mundo para que sean apreciadas por millones de ciudadanos.
Una obra de
arte no debe escandalizar ni provocar ningún perjuicio en las convicciones
íntimas de quien la admira. He pensado en artistas como el genial Salvador Dalí, paisano de los de ERC, o en el Greco,
aunque me tienta poner a mis dos artistas favoritos, uno extremeño, Zurbarán; y otro andaluz, de Sevilla, el universal Velázquez.
Y sería de gran ayuda que me ayudasen a decidirme.
Les envío aquí mis preferencias.
Les envío aquí mis preferencias.
SALVADOR DALÍ
VELAZQUEZ
EL GRECO
MURILLO
ZURBARÁN
ZURBARÁN
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