Alegría del Evangelio --- (Serie V)
21
Más que el ateísmo,
hoy se nos plantea el
desafío de responder adecuadamente
a la sed de Dios de
mucha gente,
para que no busquen apagarla en propuestas alienantes
o
en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro.
Si no encuentran en la Iglesia
una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de
paz
al mismo tiempo que los
convoque a la comunión solidaria
y
a la fecundidad
misionera,
terminarán engañados
por propuestas que
no humanizan ni dan
gloria a Dios.
**********************************
22
La mundanidad
espiritual,
que se esconde detrás de apariencias de religiosidad
e incluso de amor a la Iglesia ,
es buscar,
en lugar de la gloria del Señor,
la gloria humana y el bienestar personal.
Es lo que el Señor reprochaba a los fariseos:
“¿Cómo es posible que creáis,
vosotros que os glorificáis unos a otros
y no os preocupáis por la gloria que sólo viene de Dios?” (Jn 5,44).
**********************************
23
Esta oscura mundanidad
se
manifiesta en muchas actitudes aparentemente opuestas
pero con
la misma pretensión de “dominar el
espacio de la Iglesia ”.
En algunos hay un cuidado
ostentoso de la liturgia, de la doctrina
y
del prestigio de la Iglesia ,
pero sin preocuparles
que el Evangelio tenga una real inserción
en el Pueblo fiel de
Dios
y
en las necesidades
concretas de la historia.
Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo
o
en una posesión de
pocos.
En otros,
la misma
mundanidad espiritual se esconde detrás de
una fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas,
o
en una vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos,
o
en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y
de realización autorreferencial.
También puede
traducirse en diversas formas de mostrarse a sí mismo
en una densa vida social
llena de salidas,
reuniones, cenas y recepciones.
O bien se despliega en un funcionalismo empresarial,
cargado de estadísticas, planificaciones y evaluaciones,
donde el
principal beneficiario
no es el
Pueblo de Dios
sino la Iglesia como organización.
**********************************
24
de
la mujer en la sociedad,
con una sensibilidad, una
intuición y unas capacidades peculiares
que suelen ser más
propias de las mujeres que de los varones.
Por ejemplo:
la especial atención femenina hacia los otros,
que se expresa de un modo particular,
aunque no
exclusivo,
en la
maternidad.
Reconozco con gusto cómo muchas mujeres
comparten responsabilidades pastorales
junto con los sacerdotes,
contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de
grupos
y
brindan nuevos aportes a la reflexión teológica.
Pero todavía es necesario ampliar los espacios
para una presencia femenina más
incisiva en la Iglesia.
**********************************
25
Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las
mujeres,
a partir de la firme convicción de que
varón y mujer tienen la misma dignidad,
plantean a la Iglesia profundas
preguntas que la desafían
y
que no se pueden eludir superficialmente.
El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo
Esposo que se entrega en la Eucaristía ,
es una cuestión que no se pone en discusión,
pero puede volverse
particularmente conflictiva
si se identifica
demasiado
la potestad sacramental
con el poder.
^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^
No hay comentarios:
Publicar un comentario