Evangelii
Gaudium (Serie VI)
26
Nadie puede exigirnos
que releguemos la religión
a la intimidad secreta
de las personas,
sin influencia alguna
en la vida social y nacional,
sin preocuparnos por
la salud de las instituciones de la sociedad civil,
sin opinar sobre los
acontecimientos que afectan a los ciudadanos.
¿Quién pretendería encerrar en un
templo
y
acallar el mensaje de san Francisco de
Asís
y de la beata Teresa de Calcuta?
Ellos no podrían
aceptarlo.
Una auténtica fe
–que nunca es cómoda e
individualista–
siempre implica un
profundo deseo
de cambiar
el mundo,
de
transmitir valores,
de dejar algo
mejor detrás de nuestro paso por la tierra.
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27
Para la Iglesia
la opción por los pobres
es una categoría teológica antes que
cultural, sociológica,
política o filosófica.
Dios les
otorga “su primera misericordia”.
Esta preferencia divina
tiene consecuencias
en la vida de fe de
todos los cristianos,
llamados a tener “los mismos sentimientos
de Jesucristo” (Flp 2,5).
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28
Siempre me angustió la situación de
los que son objeto de las diversas formas de trata de personas.
Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos
a todos:
“¿Dónde está tu hermano?”
(Gn 4,9)
¿Dónde está tu hermano
esclavo?
¿Dónde está ese que estás
matando cada día
en el
taller clandestino,
en la red
de prostitución,
en los
niños que utilizas para mendicidad,
en aquel
que tiene que trabajar a escondidas
porque no
ha sido formalizado?
No nos hagamos los
distraídos.
Hay mucho de
complicidad.
¡La pregunta es para
todos!
En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y
aberrante,
y
muchos tienen las manos
preñadas de sangre
debido a la complicidad
cómoda y muda.
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29
Entre esos débiles,
que la
Iglesia quiere cuidar con predilección,
están también los niños por nacer,
que son los más indefensos e inocentes de todos,
a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana
en orden a hacer con ellos lo que se quiera,
quitándoles la vida
y
promoviendo
legislaciones para que nadie pueda impedirlo.
Frecuentemente,
para ridiculizar
alegremente la defensa que
se procura presentar
su postura como algo
ideológico,
oscurantista y conservador.
Sin embargo,
esta defensa de la vida
por nacer
está íntimamente ligada a
la defensa de cualquier derecho humano.
Precisamente
porque es una cuestión
que hace a
la coherencia interna de nuestro mensaje
sobre el
valor de la persona humana,
no debe
esperarse que la Iglesia
cambie su
postura sobre esta cuestión.
Quiero ser completamente
honesto al respecto.
Éste no es un asunto
sujeto a supuestas
reformas o “modernizaciones”.
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30
A veces sentimos la tentación de ser cristianos
manteniendo una prudente distancia de las llagas
del Señor.
Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana,
que toquemos la carne sufriente de los demás.
Espera que renunciemos a buscar
esos cobertizos personales o
comunitarios
que nos permiten mantenernos a
distancia del nudo de la tormenta humana,
para que aceptemos de verdad entrar en contacto
con la
existencia concreta de los otros
y
conozcamos la fuerza de la ternura.
Cuando lo hacemos,
la vida siempre se nos complica
maravillosamente
y
vivimos la intensa experiencia de ser
pueblo,
la experiencia de pertenecer a un
pueblo.
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